el macizo del Montgrí

La montaña

El macizo

Un lugar natural único

La cadena de montañas del Montgrí es una de les siluetas más emblemáticas de l’Empordà y la Costa Brava. De punta a punta tiene unos 8 kilómetres, ocupa unas 2.300ha y, en realidad, la forman tres unidades: la montaña de Ullà (307 metros), la montaña del Montgrí (303 m), con el castillo del siglo XIII, y el Mont Pla (310 m).

Un macizo calcáreo con el interior agujereado

El macizo es una isla de piedra calcárea situada entre las llanuras de l'Alt y el Baix Empordà y llamada, localmente, “el obispo muerto o tumbado” por su peculiar silueta. El agua de la lluvia se filtra a la roca y ha originado, a lo largo de los milenios, acuíferos subterráneos y torrentes cortos (secos gran parte del año). La erosión ha formado cuevas (submarinas y terrestres), dolinas, calas y puertos naturales.

Rapiñas, orquídeas y una duna continental singular
Los prados secos, la gran variedad de orquídeas, el duque, el águila perdicera, el cuervo marino o los murciélagos son algunos de los tesoros vivos de la montaña. También la cabra salvaje, que ha reconquistado este territorio los últimos años. La garriga y el pino carrasco ocupan una gran extensión, y destaca una duna continental con musgos y pinos, muy extraña en el contexto mediterráneo formada por la acción de los vientos de tramontana.

El castillo, los asentamientos históricos y la piedra seca

Con una silueta inconfundible, el castillo del Montgrí (siglo XIII) se muestra imponente. Ahora bien, la montaña, por su ubicación estratégica, estuvo habitado muchos años antes como lo demuestran las cuevas prehistóricas (como el Cau del Duc, de 300.000 anys, una en Torroella y otra más pequeña en Ullà) y los asentamientos ibéricos y romanos. En 1392 tres frailes benedictinos fundaron la ermita de Santa Caterina, donde cada año, en noviembre, tiene lugar un encuentro y celebración.
La montaña acoge también un rico patrimonio de arquitectura de piedra seca, con elementos como muros, refugios, barracas, hornos de cal, fuentes, pozos, cisternas, piedras de agua, corrales y las barracas de viñedo.

El Parque Natural, joya natural de la Costa Brava, se erige como un enclave estratégico entre montañas imponentes, playas doradas y la tranquilidad del río Ter. Su ubicación única ofrece una experiencia excepcional, fusionando la diversidad de paisajes en un escenario pintoresco y memorable.